El cantautor nicaragüense Luis Enrique tiene ganas de inspirar a los inmigrantes indocumentados, que, como él hizo durante años tras llegar a Estados Unidos de joven, pasan miedo y adversidades, y quiere hacerlo con una autobiografía que saldrá a la venta en septiembre.
“Quería contar mi historia partiendo de mí, porque creo que eso, de alguna manera, espero, le pueda servir a alguien”, dijo a Efe el artista de 54 años durante una entrevista en Miami (EE.UU.), donde prepara un concierto con el salsero cubano Isaac González.
El cantante de “Yo no sé mañana” aseguró que el libro, que lleva el nombre “Autobiografía”, al igual que el tema que sacó en 2009, incluye anécdotas hasta ahora desconocidas para el público y en el que asegura se ha esforzado por ser auténtico y no callarse ni su dolor ni sus miedos en el proceso.
No es su naturaleza explicarse demasiado, pero es evidente que la decisión fue producto su proceso interno y de una necesidad de expresarse ante creciente por el clima que se vive en Estados Unidos y el resto del mundo contra los inmigrantes.
“Yo creo que uno cuenta las cosas cuando está preparado para hacerlo”, afirma. “Jamás he usado mi vida personal para mercadearla o ponerla a disposición de los medios o de la gente para lograr tener algo más de fama o pretender que alguien esté de acuerdo o no conmigo”, explicó.
“Necesitaba estar seguro de que quería contar mi historia y saber por qué quería contar mi historia”, indicó. “Creo que eso es lo que me ha llenado tanto de valor para entrar tanto en mí mismo y ir desde mi niñez hasta lo más reciente en mi vida”.
Al igual que lo hizo en su canción, en su libro se paseará por sus primeros años en Somoto, una localidad situada 210 kilómetros al norte de Managua, y dará atención a su experiencia en California como inmigrante indocumentado, con un inglés nulo, y cómo logró ser un artista de renombre.
“Será un libro empoderante para muchos que me siguen, para muchos que me escriben a través de mi página de Facebook y me viven preguntando cosas”, explicó sobre unos destinatarios entre los que no pueden faltar los indocumentados y los “ya han tenido hijos en este país”.
El artista se declaró “indignado” ante la tendencia de ciertos sectores estadounidenses a los que llamó “ignorantes” y “simplistas” de culpar de los males del país a los indocumentados, lo que para él es “un insulto”.
Para El Príncipe de la Salsa, apodo que se ganó desde sus inicios a finales de los años 80 cuando era uno de los principales exponentes del movimiento de salsa romántica, la idea es demostrar que cualquiera con un sueño y ganas de ser creativo y trabajar duro puede salir adelante.
En su caso, su sueño sigue siendo poder vivir haciendo música. Se siente orgulloso de todos sus temas, aunque admite que el más reciente siempre es el que inspira más cariño. En este caso se trata “Cuando se juega con fuego”, compuesto por el cantautor cubano Amaury Gutiérrez.
Pero se le nota que está todavía más emocionado por sus próximos temas: “Tengo varias cosas listas y no sé cuál voy a sacar primero.
Explicó que en los últimos años está disfrutando mucho la tendencia actual de producir sencillos, sin la presión de completar un álbum completo, lo que le permite “satisfacer” su necesidad de expresarse “sin tener que esperar”.
También le da la oportunidad de seguir experimentando con la música, como lo hizo con su sencillo “Yo voy pa’ encima”, con el reguetonero cubano El Mola.
En un desafío a los puristas de la salsa, que rechazan las fusiones con la música urbana, Luis Enrique dice que en el arte y en la vida hay un concepto que debería ser irrenunciable: la libertad.
“Yo aplaudo a todos los artistas que se sienten libres de crear cosas nuevas, ya sean fusiones con la música urbana o cualquier otra cosa. Esa es la esencia de la música popular”, afirma sobre la salsa, un género que, considera, necesita reinventarse.